Este próximo 5 de noviembre sabremos si Trump o Harris estarán en la Casa Blanca.
La elección presidencial de Estados Unidos el próximo 5 de noviembre plantea una definición trascendental: la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca o el inicio de la era Harris, con Kamala Harris como la primera mujer presidente del país.
Además de los candidatos presidenciales, también se renovarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes, y un tercio del Senado, es decir, 34 bancas, junto con puestos en elecciones estatales.
En Estados Unidos, el presidente es elegido a través de un sistema de votación indirecto donde los ciudadanos votan por electores que representan a cada estado en el Colegio Electoral. Cada estado tiene electores proporcionales a su población, y el candidato que triunfa en un estado obtiene la totalidad de sus votos electorales. Para ganar, se necesitan 270 de los 538 votos del Colegio Electoral; en caso de empate, la Cámara de Representantes decide el presidente, y el Senado, el vicepresidente.
Algunos de los estados con mayor cantidad de votos son California (54), Texas (40), Florida (30) y Nueva York (28). Sin embargo, los llamados swing states, que son los más impredecibles en sus resultados, resultan determinantes en la elección. En esta ocasión, los estados clave incluyen Pensilvania (19), Georgia (16), Carolina del Norte (16), Míchigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6), donde ambas campañas están concentrando sus esfuerzos.
Trump y sus declaraciones sobre un posible fraude
Donald Trump, siguiendo su estrategia de 2020, ha manifestado durante sus eventos de campaña la posibilidad de que el proceso electoral pueda ser manipulado en su contra. En un evento reciente en Arizona, afirmó que «lo único que puede detenernos es el fraude», alentando a sus seguidores a lograr una victoria «demasiado grande para ser manipulada». La postura de Trump recuerda a su respuesta en las elecciones de 2020, donde, tras su derrota ante Joe Biden, se declaró ganador y promovió esfuerzos para revertir el resultado, lo cual culminó en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.
En contraste, la candidatura de Kamala Harris apunta a la estabilidad de la actual administración demócrata y a una visión de continuidad, subrayando su promesa de gobernabilidad progresista, además de su compromiso con la seguridad y la justicia social.
¿Qué se juega en esta elección?
El resultado de esta elección no solo definirá al próximo presidente, sino que también afectará el control del Congreso y varios gobiernos estatales. La Casa Blanca y el Congreso, en su totalidad, estarán en juego, y con ello, el rumbo de políticas clave en economía, seguridad nacional y derechos sociales. Los demócratas buscan mantener la gobernabilidad para consolidar sus reformas, mientras que los republicanos, con Trump como figura, prometen un giro hacia una agenda más conservadora.